Suenan las doce campanadas con sus cuartos y sus uvas y el tiempo parece renovarse.
Este 2014, que está teniendo mejor prensa que el 13, se nos presenta en casa con una maleta de sorpresas. Es un mago que nos hará ver un montón de oportunidades. A veces serán claras y directas, otras disfrazadas de penas, que son las que menos nos gustan, pero las que más tesoros encierran.
Esta semana, en El Obrador de Ideas, hemos tratado de tú a tú con el tiempo.
Primero a través del cuento Lola y el tiempo. De Arancha Ortiz y Agnes Daroca. En el reconocimos el tiempo como una variable flexible. Aunque a mí en mi infancia no se recataban en decirme que no lo era. Y ahora sí han reconocido que el tiempo es algo relativo, pero si ya lo decía yo. Pero solo cuando Einstein escribió su célebre ecuación, me lo reconocieron a mí. Qué injusto, E=mc².
Y todo depende como siempre de lo absorto en las cosas que estés, sobre todo para bien. Y de lo intenso de la situación, sobre todo para mal.
Así que hicimos máquinas para tratar el tiempo en el campus urbano de Navidad. Los chicos, que son mis grandes maestros, hicieron un taller de medidores de tiempo. Miguel, uno de los más callados al tiempo que observador, participó en el experimento. Idear algo que girase sobre sí mismo, a modo de mecanismo. Les dejé materiales en el taller creativo muy variopintos, y consiguieron tres modelos diferentes de medidores de intensidad. Unos primaron la rapidez y la lentitud con la que sus cilindros giraban, emulando al tiempo. Otros la posibilidad del recuerdo, de recrearse en el pasado cuando el presente nos aburre o nos asusta dando la posibilidad de giro atrás. Y él, él me sorprendió. Creó un sonajero del tiempo. Mmmm algo que agitar. El efecto llamada, el deseo. Si yo deseo, el tiempo me lo traerá. Eso es, la clave es lo persistente que me ponga. Aquí lo llamamos tozudo.
Así que, en China están en el 4712; para los judíos basta con sumar o restar la cifra de 3760: 2014 (calendario gregoriano) + 3760 = 5774 para conocer en qué año andan y los árabes andan por el 1400 y pico, para que luego digan que el tiempo no es flexible.
Nosotros desde aquí os deseamos que seáis felices en este 2014, según el calendario gregoriano, el que yo uso. Y que si no, os acordéis de Miguel. Agitar el tiempo como un sonajero, con vuestros deseos. Lo único que no sale en la receta es el tiempo que hay que mantenerlo en movimiento para que surta efecto. Pero de que sale, sale.
FELIZ AÑO NUEVO.